Si alguna vez te han hablado de "presión intraocular" y no sabes muy bien de qué se trata, no estás solo. Es simplemente la fuerza que ejerce el humor acuoso (el líquido dentro del ojo) contra las paredes del globo ocular. Cuando ese número se dispara, puede dañar el nervio óptico y desencadenar glaucoma, una de las causas principales de ceguera irreversible.
Lo bueno es que la presión intraocular se puede medir fácilmente con un aparato llamado tonómetro y, si está alta, hay varias formas de bajarla. No necesitas ser un experto en oftalmología para entender los pasos básicos que puedes seguir.
Muchos creen que solo sienten problemas cuando la visión ya está comprometida, pero la presión alta suele ser silenciosa. Un examen de rutina, incluso sin síntomas, puede detectar valores fuera del rango normal (10‑21 mmHg). Detectarla a tiempo permite iniciar tratamientos antes de que el nervio óptico sufra daño.
Además, factores como la edad, antecedentes familiares y ciertas enfermedades (como diabetes o hipertensión) incrementan el riesgo. Si tienes alguno de estos, programa revisiones más frecuentes.
1. Medicamentos recetados: Los colirios con prostaglandinas, betabloqueantes o inhibidores de la anhidrasa carbónica son los más usados. Sigue al pie de la letra la pauta del oftalmólogo; olvidar una dosis puede volver a subir la presión.
2. Actividad física regular: Ejercicios moderados, como caminar o nadar, favorecen la circulación y pueden ayudar a equilibrar la presión. Evita deportes de alto impacto que generen cambios bruscos de presión ocular.
3. Dieta equilibrada: Consumir alimentos ricos en omega‑3 (pescado, nueces) y antioxidantes (frutas, verduras) apoya la salud del nervio óptico. Reduce el consumo de cafeína y alcohol, que pueden elevar temporalmente la presión.
4. Control del estrés: El estrés crónico aumenta la presión arterial y, en consecuencia, la intraocular. Técnicas de respiración, meditación o yoga pueden marcar la diferencia.
5. Evitar tabaco: Fumar deteriora los vasos sanguíneos del ojo y favorece la progresión del glaucoma.
Si ya tienes diagnóstico de glaucoma, sigue las indicaciones de tu especialista y acude a los controles programados. La mayoría de los pacientes mantienen una visión estable cuando combinan tratamiento medicamentoso y cambios de estilo de vida.
En resumen, la presión intraocular es un número que debes conocer, pero no temer. Con check‑ups regulares, medicación adecuada y hábitos saludables, puedes mantener tus ojos en buen estado y evitar complicaciones graves.
Descubre cómo los fármacos actúan en la hipertensión ocular, cómo elegirlos y garantizar la adherencia para prevenir el glaucoma.
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