Dosis citalopram: lo que necesitas saber ahora

Si te han recetado citalopram, lo primero que te preguntarás es: ¿cuánta pastilla debo tomar? La respuesta depende de tu edad, peso y de la gravedad de la depresión o ansiedad que estés tratando.

En adultos, la dosis inicial típica es de 20 mg al día, tomada una vez al día, preferiblemente por la mañana o al mediodía para evitar que te cause insomnio. Si después de una o dos semanas no notas mejoría, el médico puede subir la dosis a 40 mg. La dosis máxima recomendada es de 40 mg al día; en algunos casos especiales, bajo estricto control, se pueden llegar a 60 mg, pero eso es raro.

Cómo ajustar la dosis de forma segura

El ajuste no se hace de golpe. Si tu médico decide aumentarla, normalmente lo hará en incrementos de 10 mg cada una o dos semanas. Este ritmo le permite al cuerpo adaptarse y reduce la probabilidad de efectos secundarios como náuseas, somnolencia o temblores.

Los pacientes mayores de 65 años suelen comenzar con una dosis más baja, de 10 mg al día, porque su metabolismo es más lento y el riesgo de reacciones adversas es mayor. Siempre es clave seguir las indicaciones del profesional y no cambiar la dosis por tu cuenta.

Efectos secundarios y señales de alerta

Los efectos más comunes al iniciar citalopram son molestias gastrointestinales, dolor de cabeza y somnolencia. Si aparecen dentro de los primeros días y desaparecen en una semana, no hay que alarmarse. Pero si notas síntomas como palpitaciones, sudoración excesiva, cambios bruscos de humor o pensamientos suicidas, avisa a tu médico de inmediato.

Otro punto importante: el citalopram puede prolongar el intervalo QT en el electrocardiograma, sobre todo a dosis altas. Si tienes problemas cardíacos o tomas otros fármacos que afectan el ritmo cardíaco, tu médico hará un control previo y monitorizará el tratamiento.

Recuerda nunca mezclar citalopram con alcohol, pues aumenta la somnolencia y disminuye la efectividad del medicamento. También informa a tu médico sobre cualquier otro fármaco que estés tomando, como anticoagulantes, antidepresivos ISRS diferentes o antiepilépticos, porque pueden generar interacciones.

En caso de que necesites suspender el citalopram, no lo hagas de golpe. La retirada debe ser gradual, disminuyendo la dosis cada semana bajo supervisión médica para evitar síntomas de abstinencia como mareos, irritabilidad o “cabeza de resaca”.

En resumen, la dosis de citalopram se adapta a cada persona. Empieza con la cantidad mínima eficaz, sigue los ajustes recomendados y mantente alerta a los efectos secundarios. Si sigues estas pautas, tendrás más posibilidades de sentirte mejor sin contratiempos.

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