Citalopram uso: todo lo que necesitas saber para tomarlo bien

Si te han recetado citalopram y no sabes por dónde empezar, estás en el lugar correcto. Aquí te explico de forma clara cómo usarlo, cuál es la dosis típica y qué debes vigilar durante el tratamiento.

Dosis y modo de administración

El citalopram suele presentarse en tabletas de 10, 20 o 40 mg. La mayoría de los médicos empiezan con 20 mg al día, tomados por la mañana o por la noche, según te resulte mejor. Si el primer intento no funciona, pueden subir la dosis hasta 40 mg, pero nunca más de 40 mg sin supervisión.

Lo importante es mantener la misma hora cada día. No te lo saltes y, si se te olvida una tableta, tómala cuanto recuerdes siempre que quede bastante tiempo para la siguiente dosis. Nunca tomes dos tabletas al mismo tiempo para compensar el olvido.

Si tienes problemas para tragar pastillas, pregunta al farmacéutico si puedes triturar la tableta y mezclarla con agua o comida blanda. No todas las presentaciones permiten eso, así que confirma antes.

Efectos secundarios y precauciones

Como cualquier antidepresivo, el citalopram tiene efectos secundarios. Los más comunes son náuseas, boca seca, somnolencia o insomnio. Suelen pasar después de la primera semana. Si persisten o empeoran, avisa a tu médico.

Presta atención a cualquier cambio de humor inesperado, como irritabilidad o ideas suicidas, sobre todo al iniciar el tratamiento o al cambiar la dosis. Estos signos requieren una consulta inmediata.

Otro punto a vigilar es el ritmo cardíaco. El citalopram puede alargar el intervalo QT en el electrocardiograma, especialmente si tomas más de 40 mg o tienes problemas de corazón. Si tienes antecedentes de arritmias, cuéntaselo a tu doctor antes de iniciar.

No mezcles citalopram con alcohol o con otras drogas que deprimen el sistema nervioso, como antihistamínicos o sedantes, ya que aumentan la somnolencia y el riesgo de caídas.

Si estás tomando otros fármacos, revisa con el médico posibles interacciones. El citalopram puede afectar la forma en que el cuerpo procesa ciertos antidepresivos, antiepilépticos y anticoagulantes.

El embarazo y la lactancia son situaciones especiales. Aunque algunos estudios indican que el citalopram puede ser seguro, siempre hay que sopesar los riesgos y beneficios con el profesional de salud.

Cuando decidas dejar el citalopram, no lo hagas de golpe. El médico suele bajar la dosis gradualmente durante varias semanas para evitar síntomas de abstinencia como mareos, irritabilidad o sensaciones de “electricidad” en la cabeza.

Si alguna duda te surge mientras lo tomas, anótala y llévala a tu próxima visita. Preguntar es la mejor forma de evitar errores y de sentirte más seguro con el tratamiento.

En resumen, el citalopram funciona bien cuando se sigue la pauta indicada, se controla la dosis y se vigilan los efectos secundarios. Con el acompañamiento médico adecuado, muchas personas logran mejorar su estado de ánimo y su calidad de vida.

Así que ya sabes: toma la pastilla a la misma hora, mantente atento a cambios y consulta siempre que algo no parezca normal. ¡Tu salud mental merece ese cuidado extra!

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