Si sientes rigidez o dolor en las articulaciones, lo más probable es que hayas escuchado la palabra artritis. No es una enfermedad única, sino un conjunto de trastornos que hacen que tus articulaciones se inflamen y duelan. Lo bueno es que, con la información correcta y algunos cambios en tu día a día, puedes reducir ese malestar y seguir con tus actividades.
Hay muchos tipos, pero los que aparecen con más frecuencia son la osteoartritis y la artritis reumatoide. La osteoartritis suele aparecer con la edad y afecta a las rodillas, caderas y manos. La artritis reumatoide, en cambio, es una enfermedad autoinmune que puede atacar cualquier articulación y suele aparecer en personas más jóvenes. También existen la artritis psoriásica, la gota y la artritis psoriásica, cada una con sus propias características, pero todas comparten inflamación y dolor.
El primer paso es acudir al médico para que te confirme el diagnóstico y te indique los tratamientos adecuados. Los antiinflamatorios no esteroides (AINE) como ibuprofeno o naproxeno son útiles para aliviar el dolor rápido. En casos de artritis reumatoide, los médicos pueden recetar fármacos modificadores de la enfermedad (DMARD) o biológicos para frenar la progresión.
Más allá de la medicación, el ejercicio regular es clave. No necesitas hacer maratones; caminar 30 minutos al día, hacer estiramientos suaves o practicar yoga ayuda a mantener la movilidad y a reducir la rigidez. Si haces deporte, elige actividades de bajo impacto, como natación o ciclismo, para no sobrecargar tus articulaciones.
Una alimentación equilibrada también cuenta. Reducir alimentos procesados y azúcares, y aumentar la ingesta de pescado rico en omega‑3, frutas y verduras, ayuda a controlar la inflamación. Algunas personas encuentran alivio con suplementos como la glucosamina o la condroitina, aunque los resultados varían.
Controlar el peso es otra pieza importante del puzzle. Cada kilo extra supone más presión sobre rodillas y caderas, lo que empeora la osteoartritis. Perder incluso un 5 % de peso puede reducir significativamente el dolor.
Si el dolor es muy intenso, la fisioterapia puede enseñarte técnicas de movilidad y fortalecer los músculos que soportan tus articulaciones. En casos extremos, los médicos pueden considerar infiltraciones de corticoides o incluso cirugía, pero eso suele ser el último recurso.
En resumen, la artritis no tiene por qué paralizarte. Con diagnóstico correcto, medicación adecuada, ejercicio, buena alimentación y control del peso, puedes manejar los síntomas y mantener una vida activa. Si notas cualquier cambio en tus articulaciones, no lo ignores: una visita temprana al especialista puede marcar la diferencia.
Descubre cómo una alimentación equilibrada puede aliviar los síntomas de la artritis. Aprende qué nutrientes son esenciales, qué alimentos evitar y cómo planificar una dieta antiinflamatoria eficaz.
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